sábado, 9 de junio de 2012

TAREA 7: Entrevista


CONTROLADORES AÉREOS

...sin duda se trata de una profesión bonita”

por CRISTINA CARRASCAL REINA

Jose Pablo Carrascal es sevillano, de 48 años de edad, casado, con dos hijas y vive en Sevilla Este. Se trata de una persona sencilla que ejerce una profesión difícil, la de controlador aéreo. Ante la imposibilidad de grabar esta entrevista en su lugar de trabajo hemos tenido que improvisar un estudio virtual en su casa, donde en un ambiente familiar e informal comenta algunos aspectos de su profesión.

Cada vez que subimos a un avión, de alguna forma, estamos poniendo nuestras vidas en manos de determinadas personas que asumen la gran responsabilidad de llevarnos sanos y salvos hasta nuestros destinos. Los más conocidos son sin duda los pilotos, aunque también hay otros profesionales que se encargan de nuestra seguridad.
Jose Pablo Carrascal trabaja en el Centro de Control de Tránsito Aéreo de Sevilla.

- Sr. Carrascal, ¿desde cuándo es usted controlador de tránsito aéreo?
- Salí de la escuela de Madrid en Marzo de 1992 y me incorporé a mi primer destino en la torre de control del aeropuerto de Sevilla en Octubre de ese mismo año.

- ¿Cuál ha sido su trayectoria profesional hasta la fecha?
- En la torre estuve unos seis años y en 1998 pasé al Centro de Control de Tránsito Aéreo de Sevilla, donde trabajo en la actualidad. Allí comencé como controlador de ruta, después pasé a ser aproximador y desde hace unos seis años aproximadamente soy instructor.

- ¿Podría describirnos brevemente en qué consiste su trabajo?
- Como instructor me encargo de preparar a las personas que vienen de otras dependencias o bien que promocionan dentro de la misma dependencia para trabajar como aproximadores. Cuando no hay alumnos trabajo como cualquier controlador, es decir, el espacio aéreo está dividido en sectores con unos límites laterales y verticales. Se nos asigna un volumen de espacio aéreo donde tenemos que organizar el tráfico, resolviendo los posibles conflictos con anticipación. Se trata de buscar soluciones con tiempo suficiente y aplicarlas en el momento apropiado para lograr que el tráfico sea lo más fluido y ordenado posible. Se suelen aplicar medidas de separación verticales y horizontales mediante rumbos respetando en todo momento las mínimas de separación que establece el Reglamento de la Circulación Aérea.
Los pilotos formulan planes de vuelo donde vemos la ruta que pretenden seguir y de este modo los aviones van pasando de un sector a otro, siendo controlados permanentemente. Cuando un avión se aproxima al límite del sector es transferido al siguiente, donde otro controlador asume la responsabilidad.
Por otro lado está el trabajo de la torre de control que es un poco diferente, porque no suele haber pantalla radar y se separa con la vista. Cuando el avión inicia el descenso es transferido al controlador de aproximación, éste se encarga de ordenar los aviones en secuencias y una vez en el tramo final de la aproximación, el avión es transferido a la torre de control. El controlador de la torre se encarga de separar a los aviones entrantes de los despegues, los cuales son nuevamente transferidos al controlador de aproximación para que éste los encamine de acuerdo con su ruta y les vaya asignando niveles hasta alcanzar el nivel óptimo de crucero.
Habría mucho más que contar porque se trata de operaciones muy complejas donde hay que realizar multitud de coordinaciones entre sectores, dependencias e incluso entre países, pero en resumen éste es el trabajo de un controlador.

- Da la impresión de que le gusta su trabajo...
- Pues sí, la verdad es que disfruto con mi trabajo desde el primer día. Se trata de algo bastante vocacional donde si no te gusta puedes pasarlo mal y sufrir y supongo que conforme pasen los años y disminuya mi capacidad llegará el momento en que prefiera no estar ahí, pero a día de hoy sigo disfrutando con lo que hago.

- ¿Qué se necesita para ser controlador aéreo?
- Bueno, estamos en un proceso de cambios y no me puedo aventurar a decir cómo va a ser en el futuro, pero sí puedo decirle cómo ha sido hasta ahora. A nivel académico se exigía una diplomatura universitaria como mínimo. En los exámenes de ingreso se pedían conocimientos de física, química, aerodinámica, cartografía, navegación aérea, etc., y había que superar una pruebas sicológicas en las que se intentaban comprobar aptitudes como los reflejos o la capacidad de trabajo en equipo y bajo presión, entre otras cosas. Además había que cumplir unos determinados requisitos físicos en cuanto a vista y salud en general.

Una prueba muy importante es el examen de inglés. Se necesita un nivel muy alto tanto en la expresión como en la comprensión, ya que se trata de una herramienta imprescindible para el desempeño de este trabajo.

- Si nos estuviera viendo una persona interesada en su profesión ¿qué consejo le daría?
- Le diría que si hay una vocación fuerte lo intente, porque sin duda se trata de una profesión bonita. De no ser así, mejor que se lo piense ya que podría pasarlo mal y las condiciones laborales han cambiado muchísimo. Puede que aún nos compense a los que ya estamos, pero viendo el horizonte que se aproxima, ahora mismo no puedo recomendar a nadie que oriente su vida profesional en esta dirección.

Comprobamos que se trata de un trabajo muy especializado y de gran responsabilidad, aunque sus palabras muestran un alto grado de satisfacción con lo que hace. Es un trabajo bastante desconocido pero fundamental para la seguridad de los viajeros.
                     


Sevilla, 30 de Mayo 2.012

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